Los resorts de hoy en día son cada vez más grandes y la época en la que los huéspedes se sentaban alrededor de una humilde piscina rectangular a simple vista del área de bares ha quedado atrás. Actualmente es muy común que los huéspedes se ubiquen en las zonas más aisladas del complejo hotelero, en ocasiones hasta a una distancia de cientos de metros del bar. Esto supone a los hoteles un reto logístico en cuanto a cómo proporcionar a los cliente un servicio eficiente contemplando que éstos se encuentran repartidos a lo largo de toda el área de servicio. También resulta en tiempos de entrega de comandas más largos si los camareros deben caminar amplias distancias para poder introducir las mismas manualmente en el sistema de punto de venta.

Al igual que el aumento en el tamaño de los hoteles hoy en día, los diseños de distribución de los mismos también son mucho más elaborados que antiguamente. Los diseñadores de resorts comprenden que los huéspedes no desean estar “amontonados” y quieren tener tanta privacidad como sea posible. Esto ha traído como consecuencia diseños mucho más sofisticados que se distinguen por tener múltiples áreas más pequeñas y retiradas dentro del mismo hotel que hacen que los huéspedes no se sientan rodeados de mucha gente. Pero la desventaja de esta estrategia es que ha hecho que el trabajo de los camareros se complique significativamente. Ahora es mucho más difícil para los huéspedes atraer la atención de un camarero.

Los camareros que atienden en un restaurante pueden acercarse a los clientes cuando lo deseen para preguntar si les gustaría pedir algo más. Sin embargo, alrededor de un área de piscina o playa los huéspedes muchas veces se encuentran dormidos, leyendo o escuchando música e interrumpirlos puede que les resulte un poco invasivo. Además de esto los camareros también pueden convertirse en responsables de que algún cliente se enfade a menos de que realmente desee pedir algo en el preciso momento en que se le interrumpe su actividad de relajación. Como consecuencia, los camareros no quieren molestar a los clientes y esto aumenta la posibilidad de que pasen por alto a algún huésped que quiera tomar algo.

Para poder dar un servicio que cumpla con lo mínimo aceptable, el personal de espera debe hacer laboriosas y constantes rondas alrededor del área de servicio para asegurarse de que no se pasa por alto a ningún huésped. Con mucha frecuencia y especialmente durante la temporada baja, puede que no encuentren a nadie que desee pedir algo. En estas ocasiones todo el tiempo que han pasado patrullando ha sido desaprovechado. Si a esto agregamos las condiciones de calor y sol, no es sorprendente que el personal se desmotive con facilidad y prefiera mantenerse en un área donde no toque el sol y por tanto la oportunidad que tiene un cliente de recibir la atención de estos camareros se ve reducida aún más.